Las muertes por sobredosis se mantienen a niveles históricamente altos en los Estados Unidos. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) estiman que más de 108,000 personas murieron por sobredosis en 2022.1 La mayoría de estas muertes fueron provocadas por opioides. Aunque el fentanilo fabricado ilícitamente ha sido un importante impulsor de fallecimientos, otras drogas de suministro ilegal se han vuelto cada vez más letales e impredecibles. Por ejemplo, también han aumentado las muertes por sobredosis relacionadas con estimulantes ilícitos como la cocaína y la metanfetamina, a menudo en combinación con opioides.2 Además, la xilacina, un ingrediente activo en un sedante no opioide aprobado por la FDA para su uso en animales, no en seres humanos; se agrega cada vez más como adulterante al suministro de drogas ilícitas. Dadas estas realidades, es importante que todos tengan acceso a información precisa y oportuna sobre el riesgo y la prevención de sobredosis: saber lo que se debe buscar y cómo responder cuando ocurre una sobredosis puede salvar vidas. Existen intervenciones basadas en la evidencia disponible: saber cuándo y cómo usarlas puede ayudar a poner fin a la crisis de sobredosis.